lunes, 26 de octubre de 2015

La cuarta vía

En el viaje de paso del ecuador éramos una panda de jóvenes desmadrados buscando sexo, droga y rock&roll… o castizas versiones de esos conceptos básicos. Uno de aquellos colegas acuñó la expresión “tercera vía”, bueno, la recicló para nuestros propósitos. Se trataba de la tercera vía hacia el placer (o autosatisfacción) y consistía en la buena comida. Las dos primeras, habrán adivinado, eran el sexo y el alcohol. Pero ligar se nos daba taaan mal, y beber es en realidad un sucedáneo tan ineficiente y resacoso, que hacía falta una nueva vía.

Muchos años después (31), el interés se desplaza hacia una cuarta vía: el conocimiento. Siempre ha debido estar ahí, solo que es algo tan pedante y juega en una división aparentemente tan distinta que ha pasado totalmente desapercibido. Sin embargo el “momento ahá” (o efecto eureka) pone en marcha el circuito de recompensa del cerebro igual que un orgasmo, igual que deglutir un chuletón (y si no igual igual, suficientemente parecido). De las distintas fuentes de drogas intracraneales (aka neurotransmisores de los circuitos del placer) el conocimiento es probablemente la más sana. Eso sí, también es la más friki.

Sin dejar de disfrutar de lo que nos vaya quedando de las otras tres, ¡A por la cuarta vía!

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Pequeña epifanía personal (o momento ahá) sugerida por la charla de José Cervera (@retiario) en las jornadas D+I de Zaragoza, en octubre de 2015, en la foto. Un resumen en tuits de esa charla se puede encontrar aquí.

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